Espiritualidad Ignaciana


Espiritualidad Ignaciana: Síntesis

Las obras de las Compañía de Jesús, como obras de inspiración cristiana, son un medio para alcanzar el fin de evangelización del mundo, invitan al seguimiento y amor de la vida de Jesús reflejada en la propia vida de la persona que es modelada por la vivencia del evangelio.
Así, las obras de la Compañía están impregnadas de ese espíritu evangelizador que busca que la persona sea transformada por el conocimiento y amor a Jesús. Y encuentra en la experiencia espiritual de Ignacio de Loyola, una vía que permite a la persona comprometida alcanzar, la transformación y madurez espiritual iluminada por el evangelio. De tal forma, las obras se convierten en instrumentos puestos al servicio de la misión de la iglesia.
Los Ejercicios espirituales, siendo la fuente de inspiración y sentido de las obras marcan un estilo de vida guiado por la oración que busca estrechar los lazos de relación personal con Dios, comprendiendo que, solo así la persona puede descubrir y aceptar su voluntad como un regalo. Esta relación, alimentada por la gracia del Espíritu, se hace extensiva a los demás, a la creación en general, e impregna los espacios en los que la persona hace vida, convirtiéndose en un instrumento de Dios que defiende y dignifica los valores cristianos en los que cree profundamente.
Es gracias a la vivencia de los ejercicios espirituales que la Compañía se siente llamada a desarrollar las obras como una expresión sensible de lo que lo que Dios en su camino de transformación les ha llamado a hacer por los demás. Ellas son la respuesta al amor gratuito recibido, a la gracia y el don de vida dado por el Padre; vivifican la fe de la compañía, la actualizan y la hacen servir a Dios en el otro. Se convierte en la oportunidad de transmitir la gracia y encontrar más seguidores y colaboradores de la misión.
En tal sentido, la intención de la vivencia de la espiritualidad ignaciana busca que el hombre transformado comprenda la invitación a colaborar con la construcción de un mundo reinado por el amor, la justicia y la paz y que, sintiendo y degustando el amor gratuito de Dios encarne la premisa de “en todo amar y servir” siendo esto reflejo de todo lo que hacen y son.
De allí que, todas las acciones emprendidas por las obras deban ser filtradas y observadas bajo el lente del espíritu ignaciano que llama diariamente a buscar y proyectar a Dios en todo lo que se hace, contrastando sus acciones con la transformación de la realidad lograda a través de su acción apostólica.
El carisma fundacional ignaciano viene a ser complementado por el compromiso de asumir la fe y la justicia como los rasgos identitarios más significativos a ser considerados por las obras. Es importante que las acciones llevadas a cabo, busquen consolidar la construcción de un mundo más justo y solidario donde el centro de acción sea representado por y en los pobres y marginados para que estos se constituyan en sujetos sociales.
Por tanto, la espiritualidad ignaciana no llega a los agentes de las obras desde la improvisación. Sino que marca líneas y acciones claras que se evidencian en los planes y que, desde los ejercicios espirituales invitan a que todos los actores vivan y se comprometan con su transformación y madurez personal, espiritual y social.
Es importante enfatizar enfatizar las opciones y prioridades que la Compañía asume en sus planes y proyectos, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:
Constituir a los pobres en verdaderos sujetos sociales, Fortalecer la solidaridad de las comunidades y promover la justicia y la cultura de vida, impulsar el compromiso de los jóvenes en la transformación social, suscitar el dialogo intercultural e interreligioso, generar identidad del personal con la misión de la compañía, su espiritualidad y su forma de proceder y propiciar el trabajo en redes entre las obras de la compañía.
Como hemos visto, los Ejercicios Espirituales o la Espiritualidad Ignaciana no son un mero accesorio o complemento para las obras de la Compañía de Jesús, ellos se constituyen como el centro dinamizador y motor que hace posible que las obras vivan y respiren con espíritu propio. Son la guía que orientan en el camino a seguir y que hacen posible el logro de la meta planteada desde ese espíritu.

Equipo pedagógico Zona Andes Venezuela

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